Resultados de septiembre
Hola, ¡ buenos días corazones!
Ayer fue un día de emociones, ya que me tocaba revisión con el especialista en el hospital para el seguimiento de mi enfermedad.
Mi mañana empezó con la rutina diaria, mi TAF (té, aloe y fibra), hice un poco de ejercicio, mi duchita mañanera y después mi batidazo, hoy de sabor plátano que lleva mucho más.
Cuando acabé de recoger un poco la casa, me puse a trabajar un poco, atendiendo a mis chic@s y me despisté en ponerle el sonido al teléfono.
Al cogerlo, vi que tenía una llamada perdida de un número muy largo y había dejado un mensaje en el contestador automático.
Al proceder a escucharlo, mi madre se fijó en mi cara y vio como cambiaba mi expresión, así que lo volví a poner y en manos libres para que ella también pudiera escucharlo.
La sorpresa fue, que la que llamaba era la propia doctora, teniendo la cita a las 12:30 llamó a las 9:30, diciendo que llamaba porque la consulta era telefónica y que había intentado hablar conmigo y al no contactar lo haría más tarde.
Ahora mi madre comprendía mi cara, cómo era posible que la cita era telefónica cuando fue ella misma la que me dijo que, aunque hubiera virus me tenía que ver presencialmente.
Pues pasado 15 minutos, volvió a llamar, la comenté que no era la cita así y ella me dijo que no era lo que la había puesto la enfermera (ya me pasó otra vez), pero que me esperaba en el hospital.
Decidimos ir un poco antes, porque hasta que aparcas y vas andando hasta allí...
Decidí que mi madre me esperara fuera, ella también es de riesgo y no quería que pudiera correr ningún riesgo.
Al entrar, estaba todo bastante controlado en cuestión de entrada, recogida de números... Pero en cuestión de desinfección de asientos...
Estuve esperando casi una hora, porque consultas si había y eso que decían que para lo imprescindible y por fin me tocó.
Siempre al entrar me pregunta que tal y esta vez la dije que no muy bien, ella me dijo que era la primera vez que la decía eso y me hizo explicarla todos los síntomas.
También la comenté que mi pobre familia es la que aguanta mis cambios de humor, mi cansancio, mis sofocos, mis dolores... Ella me dijo que eso no tiene remedio, ya que mi enfermedad es así, respecto a los análisis, están bastante bien, pero hay alguna cosa que hay que controlar, los dolores del vientre me ha mandado hacer un ejercicio específico y como no estaba muy segura, ha decidido que además de la analítica me mandaría un bibroscan para ver también los daños que mi hígado tenga.
La comenté lo de la doctor de cabecera, que el dermatólogo me mandó una analítica y ella no me la ha mandado, me comentó que yo era la cuarta persona que venía quejándome de eso y me dijo que eso es lo que tenemos que hacer, quejarnos.
Pues bien, me ha puesto la analítica especial en las que me manda ella para no hacerme dos analíticas, me ha dicho que siga con la vida saludable que eso me está ayudado muchísimo, por lo menos para controlar el peso, ya que el corticoides y las vitaminas nuevas me van a engordar.
Ahora toca seguir cuidándome a pesar de seguir tomando tanto veneno para poder seguir con mi vida, aunque tenga los achaques y las piedras del camino.
Soy una persona muy positiva, pero he de reconocer que hay días que no lo soy, pero siempre pienso que esta enfermedad no me va a hacer caer, ¡así que a luchar y a seguir!
Por cierto, no quiero dejarlo en el aire, quiero agradecer las muestras de cariño, esos mensajes privados que me mandáis día a día, el agradecimiento por mi trabajo... Sois un apoyo muy grande en mi vida, estáis ahí día a día, con vuestros buenos días, con vuestros comentarios, vuestros mensajes, de verdad, ¡que os adoro!
Y sí, me encanta mi trabajo, tal y como lo llevo yo, a mi modo, porque lo más gratificante es que me está haciendo conocer a una gente estupenda y si puedo ayudar a alguien, ¡lo haré!
¡Que tengáis un feliz martes amores!
