Que son los probióticos
¿Qué son los probioticos?
Se denominan probióticos a aquellos microorganismos vivos (bacterias, hongos etc) que al administrarse en una cantidad y forma adecuadas confieren un beneficio a la salud del individuo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el término probiótico como "microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un efecto beneficioso para la salud del sujeto que lo recibe".
Los probióticos se encuentran en el organismo de manera natural, pero también pueden estar presentes en algunos alimentos como los yogures, la leche fermentada, la masa madre o levadura natural.
Los probióticos actúan estabilizando la composición de la flora bacteriana e incrementando la resistencia del organismo.
¿Cómo actuan en nuestro organismo?
El sistema de defensa del organismo contra las sustancias extrañas se conoce como sistema inmune. Más de dos terceras partes del sistema inmune del organismo se encuentra en el intestino. De hecho, el tubo digestivo (estómago, intestino delgado y grueso) está en contacto con el exterior a través de una extensa superficie. Los alimentos pueden ser un factor de agresión hacia el intestino junto con los microorganismos (bacterias, virus y hongos).
La flora bacteriana intestinal está formada por millones de bacterias
que proliferan en el interior del intestino grueso y fermentan
diferentes elementos produciendo sustancias beneficiosas para la salud.
Estas bacterias intervienen en el desarrollo normal del sistema
inmunitario y en la regulación de la respuesta del organismo ante los
patógenos (microorganismos perjudiciales para la salud).
La flora
intestinal participa en varios procesos fisiológicos como la digestión y
movimientos del tubo digestivo así como en la producción de algunas
vitaminas.
Combatir y prevenir enfermedades intestinales como colitis, síndrome del intestino irritable, enfermedad de Crohn e inflamación intestinal.
Combatir enfermedades como candidiasis, hemorroides e infección urinaria.
Mejorar la digestión y combatir la acidez.
Combatir el estreñimiento y la diarrea, regulando el tránsito intestinal.
Aumentar la absorción de nutrientes, como vitamina B, calcio y hierro.
Fortalecer el sistema inmunológico, por aumentar la producción de macrófagos, unas células de defensa del organismo.
Ayudar a digerir la lactosa, especialmente en personas con intolerancia a este componente.
Prevenir problemas como obesidad, colesterol alto e hipertensión.
Prevenir alergias e intolerancias alimentarias.
Ayudar a mejorar el estado de ánimo, pues se ha encontrado una relación directa entre el equilibrio de la flora intestinal con una disminución de enfermedades como la depresión y la ansiedad.